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Durante el año 2021 hubo un aumento significativo de casos de antisemitismo en el mundo en general originado, principalmente, por la crisis sanitaria de COVID-19 y los enfrentamientos entre Hamas e Israel durante el mes de mayo. Además, según el Instituto para el Diálogo Estratégico de la Comisión Europea, la idea por la cual los judíos controlarían las finanzas, la política y los medios de comunicación a nivel internacional se consolida como un discurso dominante entre los propósitos antisemitas encontrados en línea*.

 

Johanne Gurfinkiel es Secretario General de la CICAD,  Coordinación Intercomunitaria contra el antisemitismo y la difamación y habla sobre algunos de los puntos críticos que debe afrontar la sociedad en general frente a estas conductas de odio e intolerancia y sobre el valor de la prevención como herramienta de respuesta.

 

* The rise of antisemitism online during the pandemic- A study of French and German content. Abril 2021.

 

 

Entrevistas: Fabián Rubiolo

Traducción y subtitulados: Fabián Rubiolo

 

"No hay compromiso ni visión política real para afrontar
el discurso de odio en nuestras sociedades" 

Fabián Rubiolo: Repasando, por ejemplo, el esquema de propaganda y los mensajes de odio y violencia utilizados por Hitler y el nazismo, se observan similitudes con ciertos mecanismos y actitudes antisemitas o de intolerancia actuales. Redefinidos con las nuevas tecnologías y las nuevas dinámicas comunicativas. ¿Es realmente así?

F.R.: ¿Qué rol juega la prevención en las escuelas, por ejemplo, contra estos mensajes de odio? ¿Se trabaja lo suficiente desde los sectores políticos para incluir este aspecto en los programas educativos?

F. R.: En la actual crisis con Ucrania, estamos asistiendo a una cierta "toma de conciencia" respecto al rol que cumple la solidaridad social, por ejemplo, con los refugiados. Pero no es suficiente y desde otras esferas habría que hacer más. 

F. R.: El odio, la intolerancia y la violencia viven en nuestro cotidiano de muchas maneras y, pese a los esfuerzos para contrarrestarlos, la sensación es que la sociedad en general no tiene respuestas contundentes frente a este fenómeno.